El presidente Donald Trump se mostró “totalmente en contra” de la redada realizada por su propia administración en una planta de Hyundai en Georgia, donde agentes de ICE arrestaron y deportaron a cientos de trabajadores surcoreanos. El mandatario aseguró que había dado su aprobación para que los empleados permanecieran en el país y adelantó que buscará su regreso a Estados Unidos, destacando que su experiencia es esencial para la construcción y operación de maquinaria compleja en la planta automotriz.
Las declaraciones se produjeron mientras Trump viajaba hacia Asia en el Air Force One, con una agenda que incluía una reunión con el presidente de Corea del Sur, Lee Jae Myung, quien expresó su preocupación por la redada y las posibles consecuencias para la inversión surcoreana en territorio estadounidense. Lee mostró escepticismo sobre el futuro de los proyectos industriales de su país en EE.UU., ante lo que calificó como un trato injusto y traumático hacia los trabajadores deportados.
En una entrevista con Bloomberg, el presidente surcoreano advirtió que muchos de los empleados afectados no desean regresar a Estados Unidos, debido al impacto psicológico del operativo. Además, señaló que, si no se garantizan condiciones seguras y un trato adecuado, podría haber una postergación significativa en la construcción de fábricas de empresas coreanas en suelo estadounidense, lo que pondría en riesgo futuras inversiones bilaterales.






















