El gobierno de Venezuela denunció la captura de un grupo de presuntos mercenarios con vínculos directos con la CIA, quienes, según las autoridades, planeaban ejecutar un ataque de falsa bandera desde Trinidad y Tobago para provocar un enfrentamiento militar en el Caribe. La vicepresidenta Delcy Rodríguez informó del arresto a través de redes sociales y acusó a Trinidad y Tobago, en coordinación con Estados Unidos, de intentar “instalar una guerra en el Caribe”.
La denuncia coincide con el inicio de ejercicios militares conjuntos entre Trinidad y Tobago y tropas de Estados Unidos, bajo la dirección del Comando Sur, que se desarrollan del 26 al 30 de octubre. A estos entrenamientos se han incorporado el buque misilístico Gravely y próximamente el portaaviones Gerald Ford, considerado el más grande del mundo. Según Caracas, estas maniobras no son defensivas, sino parte de una estrategia para desestabilizar la región.
En un comunicado oficial, el gobierno de Nicolás Maduro acusó a la primera ministra trinitense Kamla Persad-Bissessar de actuar bajo intereses hegemónicos de Washington, convirtiendo su territorio en “un portaviones de Estados Unidos para la guerra en el Caribe contra Venezuela, Colombia y Sudamérica”. Además, consideró que esta postura viola la Carta de la ONU, la proclama de la Celac que declara a América Latina como zona de paz y los principios de la Caricom.
El texto también califica al gobierno trinitense como “represivo y criminal”, aludiendo al reciente asesinato de dos pescadores trinitenses el 14 de octubre, durante un ataque a una lancha que, según Trinidad y Tobago, transportaba drogas. Caracas acusó a ese gobierno de “disparar contra su propia gente” mientras “abre las puertas a tropas extranjeras asesinas”. Frente a estas tensiones, Venezuela aseguró que su Fuerza Armada Nacional Bolivariana permanecerá en alerta ante cualquier provocación.
Finalmente, el gobierno venezolano comparó la situación con anteriores operaciones de bandera falsa, como el hundimiento del buque Maine en 1898 y el incidente del Golfo de Tonkin en 1964, ambos utilizados por Estados Unidos para justificar intervenciones militares. Según Caracas, el actual escenario busca reeditar esas estrategias para justificar una agresión externa contra su país y consolidar el dominio estadounidense en el Caribe.
