Fórmula 1, Max Verstappen volvió a demostrar en Azerbaiyán por qué es el rey indiscutible de la categoría.
No solo ganó, arrasó: con un ritmo demoledor, precisión quirúrgica en cada curva y una serenidad que desespera a sus rivales, el tricampeón sacó 14 segundos de ventaja a su perseguidor más cercano.
Red Bull, con él al volante, parece jugar en otra liga, y cada carrera suya es un recordatorio de la brecha que separa a la escudería de
Milton Keynes del resto del paddock.
Mientras tanto, McLaren vivió un domingo gris. Lando Norris apenas rescató un séptimo lugar y Oscar Piastri ni siquiera terminó la carrera, dejando dudas sobre la consistencia del equipo británico.
La Fórmula 1 es una mezcla de talento, estrategia y tecnología, y hoy Verstappen encarna todo eso con una naturalidad inalcanzable.
La pregunta es obligada: ¿habrá alguien capaz de ponerle freno? De momento, la respuesta parece negativa, y cada fin de semana el neerlandés reafirma que el campeonato le pertenece.






















