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Perú, el eje del narcotráfico sudamericano que conecta los Andes con el Pacífico

por | Oct 30, 2025

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Una compleja red aérea y marítima sostiene el tráfico de cocaína que atraviesa Sudamérica rumbo a Estados Unidos y Europa. En el corazón de este sistema se encuentra Perú, donde laboratorios clandestinos, rutas fluviales y alianzas con mafias extranjeras lo han convertido en una pieza clave del negocio global del narcotráfico. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el país es hoy “el gran granero del sur”, cuya producción cocalera alimenta una economía ilegal que involucra a miles de familias rurales y a redes criminales transnacionales.

Investigaciones de BBC Mundo revelan que carteles mexicanos, especialmente el de Sinaloa, operan desde el litoral peruano mediante estructuras llamadas “embajadas”, desde donde coordinan embarques marítimos hacia Centroamérica y Estados Unidos. En los últimos tres años, el flujo de cocaína con destino al norte aumentó un 22 %, consolidando la influencia mexicana en el tráfico regional. A la par, Perú, Colombia y Bolivia continúan siendo los tres mayores productores de hoja de coca del mundo, con laboratorios interconectados que transforman la planta en clorhidrato de cocaína.

El narcotráfico se apoya además en Ecuador, que se ha convertido en un punto de tránsito fundamental con sus puertos y rutas hacia Europa y Norteamérica. Bolivia funge como centro de redistribución, mientras que Colombia aporta su estructura criminal y logística. En conjunto, estas rutas forman un corredor continental difícil de rastrear, donde el transporte marítimo se ha impuesto como el principal medio: según la DEA, el 74 % de la cocaína que llega a EE.UU. lo hace por el océano Pacífico.

No obstante, el tráfico aéreo sigue activo. Avionetas con matrículas falsas despegan desde la Amazonía peruana hacia México y Centroamérica, donde la carga continúa por tierra hasta cruzar la frontera estadounidense. En paralelo, Venezuela también sirve como plataforma aérea por su proximidad con Colombia. En el ámbito marítimo, el Centro Internacional contra el Narcotráfico Marítimo (CIMCON) reportó el decomiso de 1,500 toneladas de cocaína entre 2020 y 2024, un aumento del 380 % que refleja tanto el incremento del tráfico como una mayor eficacia de las fuerzas de seguridad.

El Informe Mundial de Drogas 2025 de la UNODC registró una producción récord de 3,700 toneladas de cocaína en 2023, un aumento del 34 % respecto al año anterior, impulsado por la creciente demanda en Norteamérica y Europa. En este contexto, Perú no solo produce, sino que financia, distribuye y rediseña las rutas del narcotráfico en la región. Las comunidades rurales, presionadas por la pobreza y la violencia, se ven atrapadas en un ciclo donde la ilegalidad se convierte en sustento y condena.

Así, el mapa del narcotráfico se sigue dibujando desde los Andes hasta el Pacífico, con Perú como el eje que articula una economía ilícita de alcance continental, capaz de reinventarse con cada operativo y de desafiar las estrategias internacionales que buscan frenarla.

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